Las rubias adoran los coños negros tanto como las pollas negras. Les encanta ver las manos negras en sus cuerpos, los dedos penetrando su raja. El chocolate la desnuda como un hombre, y la rubia la mima con sus encantos. Esta unión de dos lesbianas me recuerda al café con leche: caliente y dulce. También les daría un strap-on para que las chicas puedan follar más profundamente. No hacen mucho de nada.
Pues eso, el hermano no tanto. La hermana es genial, es la bomba en cuanto a parámetros. El tipo, en cambio, es débil. Lo vi, pero no con gusto. Se podría decir que eché un vistazo, rebobiné y rebobiné todo el tiempo. No había nada que ver. No había nada original. Al menos se habría insertado alguna pose original. En general, ¡aburrido y sin interés! Consejo de no ver, pierdes el tiempo.
Como un pez de colores que los pescadores sacaron a la orilla con una red. Cómo sabía lo que habían deseado, que se convirtiera en rubia. Sin embargo, también tuvo que hacer realidad su segundo deseo: dejarles entrar en todas sus rendijas. Creo que también conseguirá su tercer deseo: ¡chupar un coche! Así que ahora tiene que quedarse en tierra firme un poco más que con el abuelo del cuento. ¡Porque parece que a ella también le gusta chupar y tragar!